dimarts, 13 de desembre del 2016

La casa encendida

Hoy, en el taller, leeremos este fragmento de La casa encendida para inspirar la escritura de algún poema o relato.



"Has llegado a tu casa y has cerrado la puerta
con aquel mismo gesto con que se tira un día,
con que se quita la hoja atrasada al calendario
cuando todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu casa,
y, al entrar,
has sentido la extrañeza de tus pasos
que estaban ya sonando en el pasillo antes de que llegaras,
y encendiste la luz, para volver a comprobar
que todas las cosas están exactamente colocadas, como estarán dentro de un año,
y después..."


Fragmento de La casa encendidade Luis Rosales. 1949.

1 comentari:

  1. El company Ramón Guardino m'ha demant que copie ací el seu comentari per ell:
    La poesía “La Casa Encendida” de Luis Rosales dice así:
    "Has llegado a tu casa y has cerrado la puerta
    con aquel mismo gesto con que se tira un día,
    con que se quita la hoja atrasada al calendario
    cuando todo es igual y tú lo sabes.
    Has llegado a tu casa,
    y, al entrar,
    has sentido la extrañeza de tus pasos
    que estaban ya sonando en el pasillo antes de que llegaras,
    y encendiste la luz, para volver a comprobar
    que todas las cosas están exactamente colocadas, como estarán dentro de un año,
    y después..."
    Considero que hay varias formas de continuarla. La primera consistiría en seguir el estilo de Rosales, con su línea surrealista e imitando su peculiar cadencia rítmica. Añadiendo una pincelada de Wordsworth, quedaría así:
    “… y después buscarás tus recuerdos por la casa,
    rincón por rincón,
    sin olvidarte de ninguno,
    removiendo todos los cajones,
    removiendo hasta los cimientos,
    como el crío que busca su tesoro enterrado en la arena,
    como el enamorado que busca el beso nunca recibido,
    como el anciano que busca su tiempo de gloria en la flor,
    como el escritor que busca su musa inspiradora,
    como el escultor que busca su obra dentro de una piedra,
    como el percusionista que busca su redoble perfecto de tambor,
    así buscarás tú tus recuerdos,
    aún sabiendo que los recuerdos no son más
    que la añoranza de un pasado
    que, por haberse perdido, no regresará”.

    También existe la posibilidad en reconvertirlo todo en la letra de una canción pop, con todos sus ticks. Con un toque de Pessoa y una referencia al grupo New Order, el resultado sería este:
    “… y después avanzarás,
    año tras año,
    pasillo tras pasillo,
    puerta tras puerta,
    hasta la última,
    la que te cerrará el paso,
    la que posará un beso en tu nariz,
    el beso más maravilloso que nunca te hayan dado,
    el que te liberará para siempre de tu desasosiego,
    el beso definitivo,
    el que cuesta toda una vida alcanzar,
    porque, como dice la canción,
    el beso perfecto es el beso de la muerte”.
    Si todo parece demasiado alegre, se junta en un mismo verso a Heráclito y Parménides y, con un toque Coppini, el resultado sería el siguiente:
    “… y después,
    con el paso de nuevos años,
    tendrás conciencia de que
    para un alma en pena,
    todo fluye y nada cambia,
    por lo que las opciones que te restarán serán pocas
    y se limitarán
    a afligir a los creyentes,
    a renegar del demonio
    y a sembrar el terror entre los pobres de espíritu”.
    Si aún así parece demasiado alegre, podemos darle una vuelta nihilista de forma que quede más fúnebre y alegre el día a Heidegger:
    “… y después,
    nada.
    Nada de nada.
    Y
    ni siquiera eso.
    Ni un solo beso”.

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